Gaby Moreno made in Blues.
Marlon Meza Teni
Los acordes de cada uno de sus temas se entrelazan siempre bajo una voz suave y reposada, incluso dulcemente ruda, pero siempre poblada de buenos propósitos.
No deja de sorprenderme el hecho de que al
sintonizar una radio en cualquier lugar del mundo de habla hispana, me tope de
pronto con la voz de Gaby Moreno y de Ricardo Arjona y que este tema me
ocasione mucho agrado.
Voy a empezar escribiendo esta crónica desde mi
primer encuentro con la música de Gaby Moreno, es decir partiendo de la canción
“Fuiste tú”, como fue el caso de muchas personas. Inicio estos apuntes en una
habitación de familia en Guatemala y los terminaré sin duda en un café de
Antigua Guatemala, a tan sólo algunas semanas de haber presenciado lo que en mi
opinión puede ya ser el mejor concierto de Blues, Soul, y desde luego New
Orleans al que he asistido en los últimos diez o quince años en Francia.
Sucedió en el Gran Rex de París un día de verdad muy caluroso de Julio y Gaby
Moreno estaba en el escenario por supuesto, y una vez más cautivó a un público
parisino acalorado, exigente y acostumbrado a escuchar y aplaudir lo mejor de
los festivales de verano. Esta vez sucedió con la Copper Botton Band de Hugh Laurie, músico de jazz conocido más bien
por su papel de Dr. House en la
teleserie norteamericana, y en Francia por su record de ventas y doble disco de
Platino en 2011 por “Let Them Talk”, primer álbum dedicado a
su pasión por el Blues de ‘New Orleans’.
Pero vuelvo a mi primer encuentro con la voz de la
cantante guatemalteca y recuerdo la apoteosis del tema “Fuiste tú” cuando ella
se desprendía por completo de los hábitos normales de la canción pop y abarcaba
registros y matices dignos de la mejor cantante de Soul, poniendo en evidencia
que detrás de aquellos párrafos románticos también era poseedora de una sólida
tradición de estilos derivados del Blues. Gaby Moreno ponía como tela de
muestra una técnica vocal fascinante y conmovedora, producto de años y de incontables
horas de trabajo. Hoy lo sabemos, hay un camino andado antes de “Fuiste tú”.
Meses después de haber escuchado sus primeros videos
en Youtube, un crítico guatemalteco de
jazz me volvió a hablar de Gaby Moreno diciéndome que estaría de gira en
Francia, y me sugirió darme una vuelta. Pensé que se trataba de su primera gira
en Europa, pero las apariencias pueden ser engañosas y descubrí que estaba muy
atrasado en cuanto a su actualidad, y que la cantante contaba ya con un público
y una crítica atenta que la seguía cuidadosamente. Que también se comentaban
las cualidades de un timbre de voz que iba a caracterizarla, además de una
forma muy propia en donde se conjugaban letras y estilos heterogéneos pero
siempre unidos por un vínculo: el Blues, ese mismo elemento del jazz con el que
tanto enriquecieron el mundo musical Louis Armstrong, Bessie Smith, Sara
Vaughan, Johnny Lee Hoker, Ella Fitzgerald, entre otros… Me enteré entonces que se hablaba de ella no
sólo en Francia, sino también en muchos lugares de Europa. Busqué en Internet.
Escribí a varios amigos artistas y me topé con el hecho de que en los países
nórdicos sus conciertos eran tan esperados como el calor de verano.
La vi en vivo por primera vez en el Theatre 13 de París durante el otoño de
2011 y quedé impresionado por su forma de hacer música y brindarse de lleno.
Quedé impresionado por encontrarme ante un estilo muy personal. Quedé
impresionado al escuchar un timbre de voz poco común y al descubrir el
repertorio de una artista auténtica y de gran sencillez (pero… cuidado con la
palabra “sencillez”, porque en su caso nunca será inoportuno afirmar
que la cantante posee una presencia inigualable y un dominio de la escena sorprendente,
ni que su música es como la roca y la ola en simultáneo. Moreno nos lleva de la
mano como un funámbulo imaginario caminando entre dos extremos de una cuerda
sin tambalear un sólo instante. Su voz es el reflejo de una larga tradición de
estilos aparentemente disímiles, pero entretejidos con gran sutileza. Todo
sucede entre blues y soul, bossa nova y rock, swing y country, rythmn and blues
y balada folk, y sucesivamente las posibilidades surgen y se multiplican. Se
alternan). Nunca podría decirse de esta cantautora que sea tan sólo una imagen
sensible resumida a la canción “Fuiste tú”, porque sus composiciones originales
están bastante alejadas de lo que suele
denominarse como frecuente. Lo que ella brinda desde las primeras frases es
siempre una voz limpia y sincera, una
voz conmovedora y puntual, capaz de matizar cualquier melodía en el momento
menos esperado. A menudo cadencias suspendidas, pero siempre exactas. Y basta
con recordar que las tres cualidades del sonido están en la duración, la
altura, y el timbre, para concluir que Gaby Moreno posee el arte de emocionar a
cualquiera con su música, esa que nace de la afectividad y el trabajo
arduo.
Aquella semana viajé a la costa del atlántico. Fui a
la ciudad de Le Havre y volví a
escucharla con curiosidad. Dos días después cambié de rumbo y reservé un
lugar a pocos kilómetros de París para
oírla de nuevo, ahora en el teatro de
Chatenay Malabry. Durante mis
trayectos descubrí a tres categorías de público: El primero: un público
esencialmente joven y citadino, acostumbrado a la calidad de los eventos y a la
reputación del Teatro 13. El segundo: el del atlántico francés, más reservado y
menos elocuente. Y por último: en Chatenay,
un público en su mayoría adulto y muy espontáneo. Todos, sin embargo, estuvieron
subyugados por el encanto natural que se desprendía de ella, porque Gaby se brindó
sin reservas y de igual forma en cada canción, dejando de lado las pequeñas
diferencias que hacen que un tipo de público sea más, o menos demostrativo. En
este punto puedo asegurar que estamos frente a una artista completa que sabe comunicar
con cualquier persona gracias a un don natural y por sobre todo gracias una
actitud sincera y veraz basada en su música. Su objetivo resulta evidente en
cada una de sus presentaciones y en cada una de sus grabaciones, porque surge
de esa intención que de pronto la motiva a reforzar el vínculo en donde se
encuentran las emociones comunes a todos, o quizás sería más adecuado hablar de
códigos de identificación con los cuales la gente se reconoce por medio de
estados afectivos sinceros. Los acordes de cada uno de sus temas se entrelazan
siempre bajo una voz suave y reposada, incluso dulcemente ruda, pero siempre
poblada de buenos propósitos.
Con el tiempo me he vuelto perseguidor y amigo (¿acaso
como el personaje de Johnny Carter de Julio Cortázar?) de las presentaciones de
Gaby Moreno en Francia, que son las que el tiempo y la geografía me permiten, y
claro está, siempre salgo sorprendido por una forma de generosidad innata que
posee la artista y los músicos que siempre la acompañan en Europa, Leslie Lowe en
el bajo. Sebastian Aymanns en la Batería y el genial Arthur Braitsch y la sobriedad de sus solos en la
guitarra, entre otros. La artista es cada vez más solicitada por los grandes
festivales de Jazz, pero también por teatros y ‘caves’ como el mítico Club de Jazz “Sunset” de París, asimismo por
festivales como el de “Cognac” o el de “Jazz a Vienne”. Sus apariciones en la televisión y la radio
francesa son de igual forma cada vez más frecuentes. Este año la artista
emprendió una gira de promoción por toda Europa al lado de Hugh Laurie… Por
contar algo más, diré que yo no había encontrado un boleto porque simple y
sencillamente todo se había vendido con meses de anticipo por las redes
sociales, y el concierto en la capital francesa se efectuaba a ventanilla
cerrada. Además tenía que tomar un vuelo en pocas horas y estaba preparando una
maleta que la línea aérea metería más tarde junto a un cadáver en un vuelo que
no era el mío (pero eso yo no lo sabía aún) Faltaba muy poco. Le había escrito
a Gaby. Estaba casi resignado a no verla y era de madrugada cuando recibí su
primer mensaje donde me decía que haría lo posible por incluirme en su lista de
invitados. Un poco más tarde llegó el otro: “M.¡Se pudo!(...) nos vemos hoy en
la noche en el Gran Rex”, (¡Qué se le puede pedir al cielo cuando se es
agnóstico!) Pero no voy a decir ya nada más acerca de ese concierto del que
tendría mucho que contar, pues Gaby da para mucha tinta, y su presencia en el
escenario junto a Hugh Laurie fue de verdad algo fuera de lo común, así que me
limitaré a lo que dije al principio de esta historia “…que
a mi parecer puede ya ser el mejor concierto de Blues, Soul, y desde luego de
New Orleans al que he asistido en los últimos diez o quince años en Francia…” No tuve la oportunidad de intercambiar una palabra
con nadie al respecto porque tenía que salir al aeropuerto y todavía no cerraba
la maleta que iba a desviar su ruta junto a aquel cadáver en el vuelo de
American Airlines del que yo desconocía todo aún, pero imagino que todos en
aquel lugar habrán vivido algo semejante a lo que yo viví al escuchar a la Copper Botton Band en otro escenario más
de una Europa herida moralmente por la crisis. La música de los grandes es así,
y muy a menudo un concierto o una canción llegan en el momento adecuado, cuando
la energía que deriva del arte resulta esencial.
Voy a terminar diciendo que los primeros álbumes de
Gaby Moreno son casi raros en el mercado. Estoy hablando de “Still the unknown”, 2008. “A Good Old Christmas Time”, 2010; que
poseen ese toque tan propio a la cantautora y por donde se avecinan las
cualidades del inmejorable “Illustrated Songs”, 2011.
Hablaré de Still the unknown, (2008) porque simple y sencillamente
es un álbum de baladas extraordinario y cristalino en donde las composiciones y
su voz resultan irresistibles. Algunos afortunadamente han sido rescatados por
nuevas versiones en sus álbumes posteriores. Ahora bien: ¿y ante la disyuntiva?...
imposible de responder, porque ninguna versión es mejor o menos buena que la otra.
Todas son incomparables en su totalidad y belleza. Tal es el caso de “No
estoy tan mal”, retomada de nuevo en su más reciente producción Postales. Otras canciones no corren la misma suerte, como sucede con
‘Since
you came along’, ‘Letter to a Mad Woman’, ‘La vez que no me pude atrever’,
‘It’s been a Pleasure’, ‘
baladas
pop-folk y pop-rock de gran delicadeza y con todas las cualidades de la música cuando
asoma para sacudir a los sentidos, pero que sólo pueden encontrarse en ese
primer álbum producido en 2008. Igual suerte para “Song of you”, ‘Wrong side of the road’, ‘It’s
been a pleasure’, en donde resalta la influencia de cantantes como Carole
King o Janis Joplin. Still the unknown, es
un album sincero, transparente y poseedor de emociones intensas que no tiene
nada que envidiar a récords populares de ventas como los de Norah Jones o Amy
Winehouse, por citar ejemplos de gran calidad. (Y quizá sea necesario hacer un
paréntesis para decir que en cuestión de música y disqueras los criterios de
producción y de distribución de un disco siempre varían de un artista a otro y
de una perspectiva personal del cantautor. Otras veces, de los acuerdos en
común entre el artista y su productor en el momento cuando las posibilidades
surgen o los caminos toman otro rumbo. También del instante en que las palabras
convergen entre sí de manera inesperada. En lo personal no he conocido a ningún
cantautor que no me haya hablado alguna vez de la forma como algún párrafo
preferido desaparece para dar paso a otro. La inspiración no es negociable en
este sentido, como tampoco lo es el secreto en donde nace la poesía de las
palabras. Y estas consideraciones prefiero garabatearlas únicamente por si
alguien llegara a cuestionarse sobre los misterios creativos, o sobre las
diferencias que hacen sobresalir a un disco o de otro).
Illustrated
Songs, 2011, es a mi parecer la prueba de que Gaby
Moreno es una fuente inagotable de creatividad, porque en él se dan cita la
poesía, el blues, y una innovadora manera de contar historias a través del
ritmo. Se trata ahora de un ensamble de
temas cargados de lirismo y de nuevos timbres. Tal es el caso de ‘Y tu sombra’. Alguna vez Gaby me contó
su pasión por las historias de circo, lo cual me lleva a pensar que algo de
esto habrá en temas como Garrick, y Mean old circus, pero también están
aquellos en donde un swing lento y danzante revela una manera ingeniosa de
maniobrar con el jazz (Daydream by design), en otros la
variación poética y narrativa se adueña del espacio sonoro como es el caso de Garrick, creación musical basada en un poema del mexicano Juan de
Diós Peza. En este album se encuentra lo que puede sin duda ser uno de los temas
más apreciados por el público Europeo, su insuperable “No regrets”, bossa nova optimista y refrescante; evocadora del estilo brasileño
propio a Carlos Jobim. Esta producción refleja indudablemente el límite entre
la espontaneidad hermosa de sus primeros discos y la madurez que la escena ha
ido dejando en la cantautora.
Desde 2012, la artista
guatemalteca, que nunca se priva de aludir a su país de origen y a la forma
como el Blues ha influenciado su creación, ha puesto en el mercado discográfico
latinoamericano su album “Postales”, con 12 temas producidos
bajo el sello Metamorfosis, y grabados analógicamente, es decir “como en los
viejos tiempos”, en Brooklyn, Nueva York bajo los cuidados de Dan Warner. La magia formada por elementos diversos se hace de
nuevo presente desde la ‘reprise’ de No
estoy tan mal, hasta No soy el aire,
ambos temas en aparente contrasentido por su temática pero que de igual forma
coinciden entre sí por el factor armonioso y fácil de escucha que ofrece la autora.
Poco después Ave que emigra, asoma
con un ritmo ligero y llevadero en el puro estilo de la música ‘country’
norteamericana, de la misma forma que Valle
de Magnolias lo hace enseguida al estilo ‘retro’, aludiendo ahora a los
años 60. Nostalgia
puede a su vez concebirse como una invitación amena por los ritmos del
dixieland y los trazos imaginarios y melancólicos de una historia tragicómica de
amor. La canción Juegos y miedo de
nuevo se viste con cierta añoranza sin por lo tanto dejar de brindar un ritmo acogedor.
En Que voy hacer, las influencias del
blues de B.B. King se hacen presentes, y aunque en Blues de mar y El sombrerón
los arreglos puedan tener el fallo de la sobrecarga instrumental, la letra nos
demuestra, como en Luz y Sombra que G.
Moreno, además de ser una excelente vocalista, también es una talentosa escritora.
Por último, es necesario señalar su versión de Quizás, Quizás, Quizás, como el mejor ejemplo, (al igual que su
versión de Amapola, en un álbum
precedente) en materia de lo que una variación original alcanza sobre un tema
exquisito y ampliamente utilizado en la historia musical.
No está de más agregar que para conocer la obra de
esta artista auténtica que indudablemente es una de las grandes voces a escala
mundial, es imprescindible escuchar sus temas preferidos, aquellos que le
sirvieron como camino hasta llegar a una manera muy propia de escribir
canciones y contarnos la música y la vida por medio de esas emociones
compartidas de las que a menudo la razón
nos aleja. Gaby Moreno es también poesía, y la poesía es antes que nada música.