miércoles, 28 de agosto de 2013

Gaby Moreno Made in Blues


Gaby Moreno made in Blues.

  Marlon Meza Teni


Los acordes de cada uno de sus temas se entrelazan siempre bajo una voz suave y reposada, incluso dulcemente ruda, pero siempre poblada de buenos propósitos. 

 

No deja de sorprenderme el hecho de que al sintonizar una radio en cualquier lugar del mundo de habla hispana, me tope de pronto con la voz de Gaby Moreno y de Ricardo Arjona y que este tema me ocasione mucho agrado.


Voy a empezar escribiendo esta crónica desde mi primer encuentro con la música de Gaby Moreno, es decir partiendo de la canción “Fuiste tú”, como fue el caso de muchas personas. Inicio estos apuntes en una habitación de familia en Guatemala y los terminaré sin duda en un café de Antigua Guatemala, a tan sólo algunas semanas de haber presenciado lo que en mi opinión puede ya ser el mejor concierto de Blues, Soul, y desde luego New Orleans al que he asistido en los últimos diez o quince años en Francia. Sucedió en el Gran Rex de París un día de verdad muy caluroso de Julio y Gaby Moreno estaba en el escenario por supuesto, y una vez más cautivó a un público parisino acalorado, exigente y acostumbrado a escuchar y aplaudir lo mejor de los festivales de verano. Esta vez sucedió con la Copper Botton Band de Hugh Laurie, músico de jazz conocido más bien por su papel de Dr. House en la teleserie norteamericana, y en Francia por su record de ventas y doble disco de Platino en 2011 por  “Let Them Talk”, primer álbum dedicado a su pasión por el Blues de ‘New Orleans’.

Pero vuelvo a mi primer encuentro con la voz de la cantante guatemalteca y recuerdo la apoteosis del tema “Fuiste tú” cuando ella se desprendía por completo de los hábitos normales de la canción pop y abarcaba registros y matices dignos de la mejor cantante de Soul, poniendo en evidencia que detrás de aquellos párrafos románticos también era poseedora de una sólida tradición de estilos derivados del Blues. Gaby Moreno ponía como tela de muestra una técnica vocal fascinante y conmovedora, producto de años y de incontables horas de trabajo. Hoy lo sabemos, hay un camino andado antes de “Fuiste tú”. 
Meses después de haber escuchado sus primeros videos en Youtube,  un crítico guatemalteco de jazz me volvió a hablar de Gaby Moreno diciéndome que estaría de gira en Francia, y me sugirió darme una vuelta. Pensé que se trataba de su primera gira en Europa, pero las apariencias pueden ser engañosas y descubrí que estaba muy atrasado en cuanto a su actualidad, y que la cantante contaba ya con un público y una crítica atenta que la seguía cuidadosamente. Que también se comentaban las cualidades de un timbre de voz que iba a caracterizarla, además de una forma muy propia en donde se conjugaban letras y estilos heterogéneos pero siempre unidos por un vínculo: el Blues, ese mismo elemento del jazz con el que tanto enriquecieron el mundo musical Louis Armstrong, Bessie Smith, Sara Vaughan, Johnny Lee Hoker, Ella Fitzgerald, entre otros…  Me enteré entonces que se hablaba de ella no sólo en Francia, sino también en muchos lugares de Europa. Busqué en Internet. Escribí a varios amigos artistas y me topé con el hecho de que en los países nórdicos sus conciertos eran tan esperados como el calor de verano.

La vi en vivo por primera vez en el Theatre 13 de París durante el otoño de 2011 y quedé impresionado por su forma de hacer música y brindarse de lleno. Quedé impresionado por encontrarme ante un estilo muy personal. Quedé impresionado al escuchar un timbre de voz poco común y al descubrir el repertorio de una artista auténtica y de gran sencillez (pero… cuidado con la palabra  “sencillez”,  porque en su caso nunca será inoportuno afirmar que la cantante posee una presencia inigualable y un dominio de la escena sorprendente, ni que su música es como la roca y la ola en simultáneo. Moreno nos lleva de la mano como un funámbulo imaginario caminando entre dos extremos de una cuerda sin tambalear un sólo instante. Su voz es el reflejo de una larga tradición de estilos aparentemente disímiles, pero entretejidos con gran sutileza. Todo sucede entre blues y soul, bossa nova y rock, swing y country, rythmn and blues y balada folk, y sucesivamente las posibilidades surgen y se multiplican. Se alternan). Nunca podría decirse de esta cantautora que sea tan sólo una imagen sensible resumida a la canción “Fuiste tú”, porque sus composiciones originales están bastante alejadas  de lo que suele denominarse como frecuente. Lo que ella brinda desde las primeras frases es siempre  una voz limpia y sincera, una voz conmovedora y puntual, capaz de matizar cualquier melodía en el momento menos esperado. A menudo cadencias suspendidas, pero siempre exactas. Y basta con recordar que las tres cualidades del sonido están en la duración, la altura, y el timbre, para concluir que Gaby Moreno posee el arte de emocionar a cualquiera con su música, esa que nace de la afectividad y el trabajo arduo.   


Aquella semana viajé a la costa del atlántico. Fui a la ciudad de Le Havre y volví a escucharla con curiosidad. Dos días después cambié de rumbo y reservé un lugar  a pocos kilómetros de París para oírla de nuevo, ahora en el teatro de Chatenay Malabry.  Durante mis trayectos descubrí a tres categorías de público: El primero: un público esencialmente joven y citadino, acostumbrado a la calidad de los eventos y a la reputación del Teatro 13. El segundo: el del atlántico francés, más reservado y menos elocuente. Y por último: en Chatenay, un público en su mayoría adulto y muy espontáneo. Todos, sin embargo, estuvieron subyugados por el encanto natural que se desprendía de ella, porque Gaby se brindó sin reservas y de igual forma en cada canción, dejando de lado las pequeñas diferencias que hacen que un tipo de público sea más, o menos demostrativo. En este punto puedo asegurar que estamos frente a una artista completa que sabe comunicar con cualquier persona gracias a un don natural y por sobre todo gracias una actitud sincera y veraz basada en su música. Su objetivo resulta evidente en cada una de sus presentaciones y en cada una de sus grabaciones, porque surge de esa intención que de pronto la motiva a reforzar el vínculo en donde se encuentran las emociones comunes a todos, o quizás sería más adecuado hablar de códigos de identificación con los cuales la gente se reconoce por medio de estados afectivos sinceros. Los acordes de cada uno de sus temas se entrelazan siempre bajo una voz suave y reposada, incluso dulcemente ruda, pero siempre poblada de buenos propósitos.

                     
Con el tiempo me he vuelto perseguidor y amigo (¿acaso como el personaje de Johnny Carter de Julio Cortázar?) de las presentaciones de Gaby Moreno en Francia, que son las que el tiempo y la geografía me permiten, y claro está, siempre salgo sorprendido por una forma de generosidad innata que posee la artista y los músicos que siempre la acompañan en Europa,  Leslie Lowe en el bajo. Sebastian Aymanns en la Batería y el genial Arthur Braitsch y la sobriedad de sus solos en la guitarra, entre otros. La artista es cada vez más solicitada por los grandes festivales de Jazz, pero también por teatros y ‘caves’ como el mítico Club de Jazz “Sunset” de París, asimismo por festivales como el de “Cognac” o el de “Jazz a Vienne”.  Sus apariciones en la televisión y la radio francesa son de igual forma cada vez más frecuentes. Este año la artista emprendió una gira de promoción por toda Europa al lado de Hugh Laurie… Por contar algo más, diré que yo no había encontrado un boleto porque simple y sencillamente todo se había vendido con meses de anticipo por las redes sociales, y el concierto en la capital francesa se efectuaba a ventanilla cerrada. Además tenía que tomar un vuelo en pocas horas y estaba preparando una maleta que la línea aérea metería más tarde junto a un cadáver en un vuelo que no era el mío (pero eso yo no lo sabía aún) Faltaba muy poco. Le había escrito a Gaby. Estaba casi resignado a no verla y era de madrugada cuando recibí su primer mensaje donde me decía que haría lo posible por incluirme en su lista de invitados. Un poco más tarde llegó el otro: “M.¡Se pudo!(...) nos vemos hoy en la noche en el Gran Rex”, (¡Qué se le puede pedir al cielo cuando se es agnóstico!) Pero no voy a decir ya nada más acerca de ese concierto del que tendría mucho que contar, pues Gaby da para mucha tinta, y su presencia en el escenario junto a Hugh Laurie fue de verdad algo fuera de lo común, así que me limitaré a lo que dije al principio de esta historia “…que a mi parecer puede ya ser el mejor concierto de Blues, Soul, y desde luego de New Orleans al que he asistido en los últimos diez o quince años en Francia…” No tuve la oportunidad de intercambiar una palabra con nadie al respecto porque tenía que salir al aeropuerto y todavía no cerraba la maleta que iba a desviar su ruta junto a aquel cadáver en el vuelo de American Airlines del que yo desconocía todo aún, pero imagino que todos en aquel lugar habrán vivido algo semejante a lo que yo viví al escuchar a la Copper Botton Band en otro escenario más de una Europa herida moralmente por la crisis. La música de los grandes es así, y muy a menudo un concierto o una canción llegan en el momento adecuado, cuando la energía que deriva del arte resulta esencial.   
Voy a terminar diciendo que los primeros álbumes de Gaby Moreno son casi raros en el mercado. Estoy hablando de “Still the unknown”, 2008. “A Good Old Christmas Time”, 2010; que poseen ese toque tan propio a la cantautora y por donde se avecinan las cualidades del inmejorable  “Illustrated Songs”, 2011.


Hablaré de Still the unknown, (2008) porque simple y sencillamente es un álbum de baladas extraordinario y cristalino en donde las composiciones y su voz resultan irresistibles. Algunos afortunadamente han sido rescatados por nuevas versiones en sus álbumes posteriores. Ahora bien: ¿y ante la disyuntiva?... imposible de responder, porque ninguna versión es mejor o menos buena que la otra. Todas son incomparables en su totalidad y belleza. Tal es el caso de  “No estoy tan mal”, retomada de nuevo en su más reciente producción Postales. Otras canciones no corren la misma suerte, como sucede con  ‘Since you came along’, ‘Letter to a Mad Woman’, ‘La vez que no me pude atrever’, ‘It’s been a Pleasure’, ‘  baladas pop-folk y pop-rock de gran delicadeza y con todas las cualidades de la música cuando asoma para sacudir a los sentidos, pero que sólo pueden encontrarse en ese primer álbum producido en 2008. Igual suerte para “Song of you”,  ‘Wrong side of the road’,  ‘It’s been a pleasure’, en donde resalta la influencia de cantantes como Carole King o Janis Joplin. Still the unknown, es un album sincero, transparente y poseedor de emociones intensas que no tiene nada que envidiar a récords populares de ventas como los de Norah Jones o Amy Winehouse, por citar ejemplos de gran calidad. (Y quizá sea necesario hacer un paréntesis para decir que en cuestión de música y disqueras los criterios de producción y de distribución de un disco siempre varían de un artista a otro y de una perspectiva personal del cantautor. Otras veces, de los acuerdos en común entre el artista y su productor en el momento cuando las posibilidades surgen o los caminos toman otro rumbo. También del instante en que las palabras convergen entre sí de manera inesperada. En lo personal no he conocido a ningún cantautor que no me haya hablado alguna vez de la forma como algún párrafo preferido desaparece para dar paso a otro. La inspiración no es negociable en este sentido, como tampoco lo es el secreto en donde nace la poesía de las palabras. Y estas consideraciones prefiero garabatearlas únicamente por si alguien llegara a cuestionarse sobre los misterios creativos, o sobre las diferencias que hacen sobresalir a un disco o de otro).


Illustrated Songs, 2011, es a mi parecer la prueba de que Gaby Moreno es una fuente inagotable de creatividad, porque en él se dan cita la poesía, el blues, y una innovadora manera de contar historias a través del ritmo. Se trata ahora de  un ensamble de temas cargados de lirismo y de nuevos timbres. Tal es el caso de ‘Y tu sombra’. Alguna vez Gaby me contó su pasión por las historias de circo, lo cual me lleva a pensar que algo de esto habrá en temas como Garrick, y Mean old circus, pero también están aquellos en donde un swing lento y danzante revela una manera ingeniosa de maniobrar con el jazz  (Daydream by design), en otros la variación poética y narrativa se adueña del espacio sonoro como  es el caso de Garrick, creación musical basada en un poema del mexicano Juan de Diós Peza. En este album se encuentra lo que puede sin duda ser uno de los temas más apreciados por el público Europeo, su insuperable “No regrets”, bossa nova optimista y   refrescante; evocadora del estilo brasileño propio a Carlos Jobim. Esta producción refleja indudablemente el límite entre la espontaneidad hermosa de sus primeros discos y la madurez que la escena ha ido dejando en la cantautora.
 
 Desde 2012, la artista guatemalteca, que nunca se priva de aludir a su país de origen y a la forma como el Blues ha influenciado su creación, ha puesto en el mercado discográfico latinoamericano su album “Postales”, con 12 temas producidos bajo el sello Metamorfosis, y grabados analógicamente, es decir “como en los viejos tiempos”, en Brooklyn, Nueva York bajo los cuidados de Dan Warner. La magia formada por elementos diversos se hace de nuevo presente desde la ‘reprise’ de No estoy tan mal, hasta No soy el aire, ambos temas en aparente contrasentido por su temática pero que de igual forma coinciden entre sí por el factor armonioso y fácil de escucha que ofrece la autora. Poco después Ave que emigra, asoma con un ritmo ligero y llevadero en el puro estilo de la música ‘country’ norteamericana, de la misma forma que Valle de Magnolias lo hace enseguida al estilo ‘retro’, aludiendo ahora a los años 60.  Nostalgia puede a su vez concebirse como una invitación amena por los ritmos del dixieland y los trazos imaginarios y melancólicos de una historia tragicómica de amor. La canción Juegos y miedo de nuevo se viste con cierta añoranza sin por lo tanto dejar de brindar un ritmo acogedor. En Que voy hacer, las influencias del blues de B.B. King se hacen presentes, y aunque en Blues de mar y El sombrerón los arreglos puedan tener el fallo de la sobrecarga instrumental, la letra nos demuestra, como en Luz y Sombra que G. Moreno, además de ser una excelente vocalista, también es una talentosa escritora. Por último, es necesario señalar su versión de Quizás, Quizás, Quizás, como el mejor ejemplo, (al igual que su versión de Amapola, en un álbum precedente) en materia de lo que una variación original alcanza sobre un tema exquisito y ampliamente utilizado en la historia musical.

No está de más agregar que para conocer la obra de esta artista auténtica que indudablemente es una de las grandes voces a escala mundial, es imprescindible escuchar sus temas preferidos, aquellos que le sirvieron como camino hasta llegar a una manera muy propia de escribir canciones y contarnos la música y la vida por medio de esas emociones compartidas de las que  a menudo la razón nos aleja. Gaby Moreno es también poesía, y la poesía es antes que nada música.