martes, 22 de octubre de 2013

Metro Saint Paul.

Ayer tomé esta serie de fotos a la salida del Metro Saint Paul en el barrio judío de París. El sobresalto de una muchacha que llega tarde a la cita y la forma como va colocando las manos en el cuerpo del muchacho que esperaba desde hacía ratos... nadie me creería si cuento que antes de que ella llegara él tenía mala cara.
 
 





© Marlon Meza Teni


 


sábado, 19 de octubre de 2013

Calles Parisinas

27, calle Saint Ferdinand.
Máquinas del tiempo

                                                         
El invierno en que Blanca empezó a dictarme sus memorias era tan helado que algunas veces resultaba inútil enrollarse la bufanda, apretar los puños entre los guantes y cerrarse los botones del abrigo. Al salir de la estación del metro yo corría hasta la plaza Saint Ferdinand, entraba al edificio, y poco después, protegidos por la calefacción, nos sentábamos en un rincón de la biblioteca del departamento en donde soplaba el fantasma de Miguel Ángel Asturias. Algunas veces hacíamos una breve pausa sin reparar en las horas que pasaban. Ella me dictaba y yo escribía. Por la tarde tomábamos té. Otras veces uvas con vino y queso. Blanca hablaba con la fuerza de un aguacero, encadenando los capítulos como quien quiere tejer los retazos del amor a la vejez en apenas un paño de hilos y colores percudidos por el tiempo. Muy seguido, Blanca me sorprendía con una caja de metal repleta de fotos, cartas y aromas a pasión tropical; manuscritos, y hasta papeles garabateados por el mismo Asturias. El teléfono sonaba poco, pero cuando sucedía, cualquier personaje mítico podía asomar al otro lado de la línea : La secretaria privada de François Mitterand, Pierre Cardin, y hasta el mismo Fidel Castro.

Con los meses comprendí que aquel libro de historias y hazañas en el que ambos trabajábamos sólo podía cerrarse con la muerte de Miguel Ángel Asturias en Madrid; pero repentinamente pasábamos más tiempo con el té, las uvas y el queso, y Blanca prefería hablar de todo salvo del último capítulo. Una tarde, mientras afuera nevaba yo me quedé a solas en el escritorio de la biblioteca. No había pasado mucho cuando vi que en una copia de la última novela inconclusa de Asturias, el error de una tecla defectuosa aparecía en todas las páginas. El mismo error que desfilaba también en el texto de las  ‘Memorias de Blanca’ que yo escribía. Sólo entonces me di cuenta de haber estado trabajando durante todos esos meses con la máquina de Miguel Ángel Asturias.
Blanca desapareció un día sin decirme adiós, y sus memorias quedaron como esa sinfonía de Schubert a la que siempre faltó una cadencia. Más tarde supe que se había ido a Rusia, y luego que vivía en Mallorca. Aquellos relatos y tardes con nieve y vino quedaron desperdigados entre ambos sin que alguien pudiera cerrar el círculo del último capítulo.  Por mi parte, llegué a preguntarme si Miguel Ángel Asturias no anduvo de verdad entre sus libros como ella siempre lo creyó. Y bueno, después de que todo desapareciera por fin un día de la plaza Saint Ferdinand, yo tampoco volví a ver, y menos a escribir con su vieja Remington. Hoy leo mucho, me enamoro, emigro según las estaciones, y escribo lo que puedo.

 
© Marlon Meza Teni
(Publicado en el diario Siglo XXI de Guatemala en 2005)

 
Miguel Angel Asturias nació el 19 de octubre de 1899.
Obtuvo el Premio Nobel de Literatura el 19 de octubre de 1967.
Su viuda, Sra. Blanca Mora y Araujo de Asturias murió un 19 de octubre con más de 100 años de edad. 



viernes, 11 de octubre de 2013

París Blues: 11 de octubre.

París Blues: 11 de octubre.

11 de octubre.

 
(1985 - 2013)
Hace 28 años llegué a Francia con una mochila apenas distinta de la que me sirve para viajar aún. Por ahora tengo más libros, un piano y muchas historias pegadas a la memoria. La vida está siempre que empieza.

lunes, 7 de octubre de 2013

París Blues: Pavane

París Blues: Pavane

Pavane


Me gusta Ravel
para la izquierda                                                       
garabateado en Sol Mayor
y sin andenes en menores

su Adagio
en segundo movimiento

Dafnis / Cloe / y Malagueña
entre el Bolero

su merodeo sin extremos con el blues
sus delirios por Goya en un café oscuro
las ferias musicales
las cajas mortuorias
la serenata grotesca
 
sus arabescos solares
los valses extranjeros entre ruinas
sus humaredas para cuerdas

Me gusta el sonido de Ravel
entre tu cuerpo,
la Habanera entre tus piernas
la Rapsodia Española entre tus senos.
 
Me gusta el sonido de Ravel
para sexo
adagio
orgasmo
jazz
y movimientos.



©Marlon Meza Teni

(De la Antología "El Paladar del Lobo"
Poesía 2000-2009. Magna Terra Editores)
 

sábado, 5 de octubre de 2013

Suburbios de Metal



Qué haré con los árboles
asediados por el fierro.

La ciudad tiene venas de albañal
y luces de sol sin cielo.

Qué haré con mi tiempo azul
y el olor de un poema

con los sueños sin arrugas
y el amor de las sábanas sin lavar.

 La ciudad tiene venas
y sangre de aguarrás.

Qué haré
del paisaje de tu cuerpo y
con el retrato de tus besos,
de las sombras,
los charcos de la noche
y las tristezas en bemoles de mis dedos.

 Qué haré de los árboles que intento. 

Ciudad reflejos de metal
entrañas cavernas cloacas

qué haré con el mar del próximo verano
qué haré con los pájaros de mi tintero
qué haré del aguanieve
que haré del aguamiel

que haré con la jaula del ángel que ha emigrado
y de los verdes que no encuentran lugar.



©Marlon Meza Teni

(De la Antología "El Paladar del Lobo"
Poesía 2000-2009. Magna Terra Editores)

viernes, 4 de octubre de 2013

Niña que me ves según tus emociones


Niña que me ves según tus emociones
me causan pena tus espejos
porque independientemente de tus  noches,
mis palabras, tus anhelos,
soy como me ves
según el asco o el amor de tu mirada.

Soy como me invitas
como me adivinas
como me ignoras
según la humedad de tus calzones
según tus reglas dolorosas
la primavera de tu acné
según tus ilusiones y
el límite de mis fronteras.

Niña que me ves entre tus emociones
me causan pena tus espejos
me causan pena tus abismos
me duelen mucho tus silencios.
 
Niña que me llamas
y que me transformas
bajo la nata que cubre tus ojos
y el sonrojo que enciende tus dedos.

Niña que me invitas según tus desazones
es un desafuero ser como yo soy
y quedarme donde me encuentras
y no donde me esperas

Niña que me sueñas,
yo soy como me ves,
según el asco
o el amor de tu mirada.

Niña que me ves desde tus emociones
me causan tanta sombra tus cristales.


©Marlon Meza Teni

(De la Antología "El Paladar del Lobo"
Poesía 2000-2009. Magna Terra Editores)

martes, 1 de octubre de 2013

Señales Imborrables (de la Antología "El Paladar del Lobo")

 

Señales imborrables.

 

 

 
Palabras que despuntan o anochecen
con uno que otro verbo siempre salteador,
vaivén del adjetivo
muerte del proverbio,
metáfora se vuelve la resaca
cuando el sueño es náufrago,
 
Benditas las palabras
cuando ignoran la cautela
 
Benditos los rumores de la risa,
son huellas las palabras
cuando exigen el requiebro,
 
Benditos son los verbos de equimosis.
 
Benditas las palabras
que en tu boca agotan el acento.
Benditas las ásperas
y benditas las escabrosas.
 
Benditas son tus lunas
Malditos son mis lunes
cuando las caricias amanecen
más anémicas que el sol
 
bendito el grito de las caries,
los glosarios sin cuantía,
la infección del desamor.
 
Bendita la sonrisa de los viernes
las palabras de aguardiente,
la sangre de tus labios,
benditos los colmillos del perro
que muerde sin pelos en las eñes
 
benditas las palabras que esperando mudas
tratan de hilvanar nostalgias
desde su rincón.
 
Malditas las palabras antisépticas
benditas las señales imborrables  
benditas las palabras atonales
que no obedecen a temperamentos
ni se ajustan con el diapasón.
 
Benditas las palabras que ritman  
los días a tres cuartos
y las que bajan por las venas
en compás binario.
 
La amenaza que suda en los muros
el mensaje erótico
la ilusión retórica
 
Benditas las palabras
que  apuntan,
disparan,
te  salvan.
                  
Inalámbrico es el amor
del diccionario cuando
rompe sus rendijas,
 
benditas las putas mal remuneradas
que se entregan de todo corazón.
 
Benditas las palabras cuando evocan
el instinto desnudo,
y la herida húmeda
si en ella sobrevive el desafío.
 
Bendito los amores
de las camas
donde no se vende
pero se pierde el juicio.



(Poema de la Antología "El Paladar del Lobo")

© Marlon Meza Teni