domingo, 22 de mayo de 2016

Hallazgos caseros.

Tengo cinco años de estarle mentando la madre a M. cada vez que busco algo en el departamento y no lo encuentro. "Eso se quedó en su casa, y se fue a Marsella y no se dignó decirme que ahí estaba". Hoy por fin encontré mi destornillador al mover la lavadora, junto a una salchicha de estrasburgo completamente fosilizada, que vaya uno a saber cómo fue a parar ahí, enredada en un molote de polvo. Así de penosas y largas son las separaciones sentimentales. Estoy contento de haber encontrado por fin mi destornillador porque es el que me sirivió para armar algunos muebles en su departamento cuando creíamos que todo era posible, así que mientras surge una nueva desaparición, le pido disculpas públicas a su mamacita, juez de asuntos familiares, a quien tanto he elevado dentro de la categoría de las chicas que practican los oficios de acera y de la mala reputación, entre otras cosas por ese destornillador que M. no mudó con sus cosas al sur de Francia. Ya solo me queda apretarme un poco las tuercas por donde a menudo se me meten algunos recuerdos inoportunos, y ver si encuentro un perro al que le gusten las salchichas fosilizadas de estrasburgo.

© Marlon Meza Teni

No hay comentarios: