Entrevista con Alain Breton
(publicada en la revista "Este País". Junio 2006.)
(Etnólogo, investigador del Centro Nacional de Investigaciones
Científicas de Francia, especialista y traductor
del Rabinal Achí al francés)
Por: Marlon Meza Teni
1. ¿Qué es y qué significa, en palabras de Alain Breton, el Rabinal Achí?
Yo diría que el Rabinal Achí es un texto prodigioso y misterioso. Prodigioso porque: 1/ que yo sepa, no hay otro texto al cual se le pueda comparar. Tanto por su arquitectura general (repartición de los protagonistas, equilibrio de los cuatro actos, revelación progresiva del mensaje) y su construcción (en diálogos) como por su forma tan peculiar y sistemática de paralelismo semántico o gramatical, sin olvidar que se trata de un juicio político, un género poco representado en la literatura; 2/ es el único ejemplo viviente de toda una serie de piezas que, antaño, los Mayas de los Altos de Guatemala solían producir y representar pero que, con los años y la presión de las autoridades eclesiásticas coloniales, abandonaron poco a poco.
Ahora el misterio que rodea este texto se expresa, para mí, en dos preguntas. ¿Cómo este texto logró sobrevivir en Rabinal (y en ningún otro lugar) durante tantos siglos? ¿Cuál fue su forma narrativa original, sabiendo que el texto actual no es más que una transcripción en escritura latina, sin duda hecha en el siglo XVI? Si la fecha que yo asigno a la creación histórica del texto, o sea la segunda mitad del siglo XV, es correcta, entonces hay que admitir que debió de existir una versión anterior a la Conquista, bajo la forma de códice o de lienzo, cuya pictografía servía de soporte a la narración oral.
Por otra parte, recordémonos que el texto sirve, aún ahora, de guía para un baile, llamado Xajoj Tun, y que seguramente este baile nos proporciona una imagen, sin duda empobrecida, de los grandes ritos políticos del periodo Postclásico en los cuales se destacaba la figura triunfante del rey.
Por todas estas razones, nos encontramos frente a una obra única en el patrimonio cultural e histórico de las Américas que, sin duda, merecía ser reconocida internacionalmente.
2. Precisamente, en noviembre pasado (2005) Unesco declaró “Patrimonio oral e inmaterial de la humanidad” al ballet drama Rabinal Achí. ¿Qué se espera de ahora en adelante...?
Dicho reconocimiento de parte de la Unesco, es una distinción, una labelización, que no significa ayuda económica directa. Ahora, es responsabilidad del gobierno de Guatemala hacer lo necesario para proponer y apoyar iniciativas que permitirán perennizar el asunto. Y aquí es donde se presentan las dificultades, interrogantes y ambigüedades, de índole político, cultural y ético. El Rabinal Achi es, ante todo, un ritual que tiene su propia temporalidad y espacialidad, o sea que toma todo su significado en un contexto específico. Antaño, se representaba en Rabinal cada siete o trece años, era una manifestación muy valorada que tenía preparativos largos, otros rituales asociados, y una serie de prohibiciones alimenticias y sexuales para los que actuaban. Desde hace varios años, la frecuencia de las representaciones tiende a acortarse, hasta ser casi anual, y eso significa un cambio muy importante, aunque se mantiene como ritual relacionado a las fiestas de San Sebastián (figura cristiana del sacrificio) y San Pablo (santo titular de la comunidad). Considerar al Rabinal Achi como un puro espectáculo que daría funciones a la demanda (en los festivales folklóricos nacionales e internacionales, o con fines turísticos) sería un cambio drástico e irreversible. Ojalá que las autoridades, a cualquier nivel que sea, no se aprovechen del reconocimiento y de la eventual ayuda que podrían proporcionar para instrumentalizar la representación de la danza. Ya hubo intentos, tanto por parte de la municipalidad como del ministerio de la Cultura, o, más recientemente, del Congreso de la República. El Rabinal Achi no se puede comprar, y los encargados y bailadores deberán de ser firmes en mantener una cierta ética que le evite caer en esta categoría de pseudo-rituales neo-mayas que hoy se multiplican, a la demanda y contra pago.
Yo siento que ahí hay un reto muy difícil, y si tuviera un solo consejo que dispensar, sería el que se deje vivir al Rabinal Achi respetando su propio ritmo.
3. Curiosamente el gobierno de Guatemala no quiso pronunciarse al respecto en el momento oportuno y, sin embargo, pronto se habló de un plan de acción en el cual éste (es de suponer que mientras tanto se informaron) y una serie de entidades se comprometen a salvaguardar la pieza. ¿Qué opinión, y qué reservas le merece todo esto?
Si bien he participado, con muchos otros, a armar y defender la candidatura frente a la Unesco, no he seguido todas las etapas del proceso. Sólo sé que hubo mucha motivación y dedicación por parte de quienes fueron encargados de dicha candidatura.
4. Guatemala es un país de terribles fracturas y divisiones étnicas y sociales. Es sabido que desde la conquista española, con excepción de un par de gobiernos, todos los demás han sabido aprovechar y hasta fomentar las querellas étnicas. Aparte del aspecto mítico de una obra literaria que se considera hoy como la única pieza teatral prehispánica que ha sobrevivido en toda América, y sea cual sea el fondo de este reconocimiento por parte de Unesco, ¿Cree usted que la división entre los pueblos merece ser exaltada por una dependencia de las Naciones Unidas, organización que funge como lazo de unión entre los pueblos? ¿No hay cierta ambigüedad en el hecho de que el Rabinal Achí sea una pieza que representa la separación de dos pueblos?
No… No diría las cosas así.
Primero, el Rabinal Achi no vanagloria en absoluto la separación o la división entre los pueblos (en este caso entre los Rabinaleb y los K’iche’). Al contrario, el texto denuncia el juego peligroso y anticuado del guerrero K’iche’ Achi’, que sigue siendo agresivo hacia los Rabinaleb cuando las autoridades tutelares han emitido propuestas para que los dos pueblos dejen de fomentar la guerra (“Dejemos de consumir [sacrificar] a nuestros hijos y hagamos crecer juntos nuestras puntas de ayote…”). He mostrado en mi análisis del texto que a K’iche’ Achi lo condenan por negarse a la paz y porque representa el caos del pasado (marcado por constantes conquistas y guerras interétnicas) y que este caos debe de ser sustituido por un nuevo orden social y político en el cual el guerrero se mantenga fiel y subordinado a la autoridad del rey. Un poco así como las constituciones modernas que colocan a los ejércitos bajo la juridicción del poder civil. Además, el juicio hecho a K’iche’ Achi es muy democrático en su forma y el acusado tiene todo el derecho a defenderse de manera contradictoria y, si se arrepiente, hasta de ser adoptado por los Rabinaleb, pero, al final, él es quien rehusa las ofertas, se encierra en un comportamiento airoso y provocativo y se condena a sí mismo a una muerte anunciada. Tenemos un caso similar en la actualidad con el juicio de Saddam Hussein, y no dudo un instante en que tal comportamiento sería el mismo que mostrarían algunos militares, que conocemos todos, frente a sus jueces durante un improbable juicio.
Segundo, hay que ser realista, creo que este reconocimiento del Rabinal Achi por parte de la Unesco es una decisión política, o más bien dicho, estratégica: entre los diferentes candidatos, la institución internacional tiene que tomar en cuenta los orígenes geográficos y los contextos culturales de los que va a premiar con el fin de garantizar una justa repartición. No sé cuáles fueron los demás candidatos americanos o amerindios, pero seguramente el Rabinal Achi era, para el año 2005, el mejor candidato para este continente.
Tercero, y con la misma reserva, pienso que ni siquiera la mitad de las personas que tuvo el expediente entre sus manos se tomó la molestia de leerlo o de entrar realmente en la substancia del texto. Es una inquietud grande la que tengo en cuanto a la capacidad de los lectores de meterse de lleno en los textos-fuentes. Prefieren remitirse a los comentaristas y así lucir en los salones, cenas y otras charlas en vez de forjar su propia opinión. Y eso se verifica tanto en Francia y Europa como en Guatemala en donde, además, con sólo decir “Rabinal Achi” o “Popol Vuh” a la gente le provoca una postura mezclada de respeto e ignorancia... Las cosas “sagradas” son sagradas y punto. Incluso en Rabinal, muchos ahora toman consciencia de la importancia del texto local sin que por ello lo conozcan realmente o se pongan a leerlo.
5. Desde Brasseur de Bourbourg, a quien le fue dictado el drama en Achí, Georges Raynaud, quien según el mismo Asturias pasó cuarenta años traduciendo el Popol Vuh del quiché al francés, hasta llegar a usted, Alain Breton, que también tradujo el Rabinal Achí, resulta evidente el interés de los investigadores franceses por lo que sucede en “este país”... ¿A qué se debe?
Bueno, a los franceses (y a los europeos en general) del siglo XIX les encantaban las antigüedades (seguramente una consequencia de la campaña napoleónica de Egipto) y los científicos franceses siempre han sido de los primeros en interesarse en los Mayas. Podríamos citar a decenas de exploradores, arqueólogos, eruditos, que han participado desde el siglo XIX al “descubrimiento” de la cultura maya antigua pero también de la actual.
En épocas más recientes hubo en Guatemala una serie de misiones científicas dirigidas sucesivamente por Henri Lehmann y Alain Ichon en Colotenango, Mixco Viejo, y varios proyectos interdisciplinarios (en los cuales tuve el honor de participar) en la región de San Andrés Sajcabajá (El Quiché) así como en Rabinal y el Valle del Chixoy. La violencia nos ha alejado de Guatemala durante varios años, pero ahora tenemos una presencia institucional permanente con la antena del CEMCA (Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) que se abrió en 1987 y que, desde entonces, desarrolla varios proyectos en las diferentes disciplinas de las ciencias sociales, organiza conferencias, coloquios y seminarios y publica los resultados de las investigaciones. En Francia, hay mucho interés por los estudios mayas, de parte del público en general que viaja más y más, y en particular de los estudiantes. También forma parte de nuestro trabajo enseñar en la universidad la historia, etnohistoria, lingüística, epigrafía, literatura, y antropología de los grupos mayas de América Central (incluyendo Chiapas y Yucatán).
6. Puede contarnos cómo se da y cuánto tiempo le llevó su traducción del Rabinal Achí.
Es una larga historia -a la vez científica y personal-, la que me llevó a trabajar el texto. Como antropólogo, estuve trabajando en Guatemala desde 1976 y en Rabinal desde 1978. El objetivo era estudiar la religión popular y la organización de las cofradías. Con el tiempo, hice un estudio más amplio de las prácticas y discursos rituales, abarcando lo que llamamos “literatura oral”, o sea la memoria indígena inscrita en los parlamentos y exégesis de los especialistas religiosos. De regreso, después de los años más negros del conflicto, orienté mis investigaciones hacia las representaciones políticas de la autoridad y del poder entre los Achi de Rabinal y Cubulco, y me di cuenta de que estas representaciones tenían raíces muy profundas en la historia. Claro está que ya conocía el Rabinal Achi (las versiones de Brasseur y de Cardoza y Aragón), pero no me llamaba la atención más que como un episodio anecdótico de la historia local. Pero con el paso de los años -con proyectos vinculados hacia las representaciones de lo político, y también con más conocimientos de la lengua local-, el Rabinal Achi me apareció como un texto eminentemente político e indispensable para informarnos acerca de las representaciones antiguas de la guerra, del poder, de la historia, así como sobre las figuras del guerrero y del rey (temas omnipresentes en la cultura Clásica, pero menos documentados para el Postclásico). Ya trabajaba, de manera continua desde 1986, con don José León Coloch, excelente colaborador para la traducción de los textos rituales que yo había grabado y recopilado anteriormente en las fiestas y santuarios de las cofradías, cuando, un día de 1987, él me presentó el viejo cuaderno de Manuel Pérez (1913) que conservaba mientras era él el encargado del baile de Rabinal Achi. Esta fue la chispa que me hacía falta para emprender la transcripción y hacer, con él, una primera traducción ágil del texto. Trabajamos juntos unas tres semanas y viajamos a los distintos lugares señalados en el texto, reconociendo y reconstruyendo el escenario de las acciones, y elaborando y discutiendo nuestras respectivas teorías. Al fin y al cabo, en el libro que publiqué en francés en 1994, en castellano en 1999 (en inglés próximamente), el texto, su análisis y las interpretaciones salieron muy diferentes de las que se dibujaban en el campo. Mientras tanto, yo había recopilado todos los estudios históricos posibles, examinado en detalle otros textos y, sobre todo, trabajado una quincena de diccionarios coloniales que se acercaban más a la lengua del siglo XV, época en la cual fue sin duda creado este texto. Con el acuerdo de mi amigo, don José León, obtuve la autorización para publicarlo y firmarlo con mi nombre.
Quiero añadir, si me permite, que este libro es una obra académica de 450 páginas, por supuesto difícil de leer y relativamente cara. Tenía el deseo de publicar un libro más chiquito y de costo reducido para divulgar y dar a conocer este texto que, no lo olvidemos (con o sin el label Unesco), es una obra maestra de la literatura universal. Es cosa casi realizada, puesto que pronto saldrá en la editorial Artemis Edinter un librito que restituye el texto fuente del Rabinal Achi, en español (en la excelente versión que hizo Jorge Martínez a partir de mi propia versión francesa), sin notas ni comentarios, sólo unos mapas para ubicarse y destinado al público en general, guatemalteco e hispanohablante…
7. La antropología, la etnología –desde luego la política–, y hoy una nueva tendencia pseudo-intelectual y pseudo-culta, siguen utilizando la imagen del indígena para ganar protagonismo; pero... fuera del Rabinal Achí, el Popol Vuh, los Libros del Chilam Balam, y otras tantas expresiones literarias y artísticas que el hombre y la historia han sublimado ¿Cree usted que en la actualidad se valora en su justa medida la expresión artística del indígena? ¿Cuál es el balance, y los aspectos positivos que esta fiesta alrededor del Rabinal Achí abre al arte índigena hoy día?
Que la expresión artística indígena sea valorada a su justa medida, no lo creo, pero es un proceso en curso, que empezó en 1992 con el Premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú, luego con los Acuerdos de Paz y con el Decenio de los pueblos indígenas decretado por la ONU, y este proceso no se va a detener. En 15 años, los Mayas ganaron mucha visibilidad en el paisaje social, cultural y político de Guatemala, y el reconocimiento del Rabinal Achi por la Unesco participa de este proceso. Ahora bien, no hay que conformarse con la situación actual ya que queda mucho por hacer. Aunque de nuevo, el peligro sea la folklorización de la cultura indígena o su instrumentalización con fines políticos o turísticos. No olvidemos que se trata de una cultura milenaria, vigente y activa. Ella resiste desde siglos a su aniquilación y ella misma sabrá transformarse, adaptarse al mundo moderno y globalizado, y sabrá defenderse a su manera de las agresiones o manipulaciones externas. Queda claro que la expresión de la identidad maya va a inventar nuevas formas y modalidades, pero ésta misma identidad está demasiado anclada en la historia y en la tierra como para fundirse mañana en una suerte de ciudadanía anónima.
8. He oído decir que el interés de los investigadores extranjeros es como un azadón, y que Guatemala les interesa únicamente como un territorio históricamente fértil del cual pueden sacar provecho, pero que no existe la reciprocidad científica de los investigadores franceses hacia los guatemaltecos ¿En qué medida el trabajo de investigación de los guatemaltecos ha fortalecido el suyo? ¿Puede citar algún ejemplo?
Hablemos claro. Como antropólogo, yo pertenezco a una comunidad científica que no conoce fronteras, y tengo tanto respeto hacia mis colegas guatemaltecos como hacia los demás. En cuanto a la reciprocidad, las publicaciones, pero también las ponencias en los coloquios o las conferencias, son las formas naturales de comunicación compartida dentro de la comunidad. Ahora bien, es verdad que si Guatemala tiene eminentes historiadores, sociólogos, politólogos, arqueólogos… la antropología se ha quedado atrás. Quizás por ser tan fuerte en Guatemala la ideología de “lo nuestro”, esta disciplina no ha conocido grandes desarrollos teóricos y prácticos. Como la astronomía, la antropología es una observación distante del Otro; si no existe este distanciamiento, la vista analítica y crítica está tapada. Imagínese a alguien mirando una foto de muy muy cerca... sólo ve une serie de puntos, pero no se da cuenta de que estos puntitos forman un conjunto ordenado y significante. Al mirar los rasgos culturales (herencia del “indigenismo”), se pierde la percepción de la totalidad. Una vez aclarado esto, debo decir que tengo excelentes colegas antropólogos que sí hacen trabajos de muy buena calidad, mujeres en particular.
9. Un sin fin de personas asoman de pronto y se adjudican –como suele suceder– este logro. Aparte del pueblo Achí, que pudo salvaguardar este ballet durante siglos. ¿Cuál es la parte objetiva y cuál la caprichosa, y “oportunista” si hubiera que situar las cosas en un contexto y dar al César lo que es del César y un verdadero reconocimiento a quienes han trabajado en la sombra con esmero? ¿Podría citar nombres?
Por supuesto, hay oportunismo en todo esto, pero lo que importa es el resultado. Lo que yo sé, es que desde años atrás, pocos hombres de Rabinal –don Esteban Xolop y don José León Coloch por no citarlos– han llevado la representación del Rabinal Achi a puros hombros, con dedicación, devoción y sacrificios, a expensas de su economía doméstica, de su vida familiar y, a veces, de su propia salud. También hay que citar a los bailadores anónimos sin los cuales la danza no sería sino un recuerdo del pasado. Pienso también en los sucesivos copistas del texto, Bartolo Sis y Manuel Pérez siendo los últimos conocidos, que con una infinita paciencia se dedicaron a copiarlo escrupulosamente aunque pocos versados hacia la escritura. En lo que concierne al expediente presentado ante la Unesco, no conozco a todos los interventores, pero he visto en varias oportunidades a los encargados del Ministerio de la Cultura y del IDAEH en relación con la candidatura y le puedo confirmar que hicieron muy bien su trabajo
10. ¿Sigue trabajando actualmente en el Rabinal Achí? ¿Cuál es su conclusión después de esta fiesta?
Ya no trabajo directamente sobre el Rabinal Achi, pero sí sigo trabajando en Rabinal, con otros bailes, con otros textos, con otras personas. Hace 28 años que estudio allí las tradiciones, la historia, la cultura (o las culturas puesto que me interesa también la sociedad ladina local). La violencia y la modernidad han transformado profundamente las reglas del juego social. Rabinal es un observatorio perfecto de estos cambios que afectan a las poblaciones de Guatemala y que seguiré estudiando, analizando, y queriendo. La antropología, tal como la concibo, necesita paciencia y determinación, distancia e intimidad. Ante todo, si nunca se debe olvidar que es una ciencia social, no deja de ser un arte de vida y un diálogo ininterrumpido entre humanos.
Científicas de Francia, especialista y traductor
del Rabinal Achí al francés)
Por: Marlon Meza Teni
1. ¿Qué es y qué significa, en palabras de Alain Breton, el Rabinal Achí?
Yo diría que el Rabinal Achí es un texto prodigioso y misterioso. Prodigioso porque: 1/ que yo sepa, no hay otro texto al cual se le pueda comparar. Tanto por su arquitectura general (repartición de los protagonistas, equilibrio de los cuatro actos, revelación progresiva del mensaje) y su construcción (en diálogos) como por su forma tan peculiar y sistemática de paralelismo semántico o gramatical, sin olvidar que se trata de un juicio político, un género poco representado en la literatura; 2/ es el único ejemplo viviente de toda una serie de piezas que, antaño, los Mayas de los Altos de Guatemala solían producir y representar pero que, con los años y la presión de las autoridades eclesiásticas coloniales, abandonaron poco a poco.
Ahora el misterio que rodea este texto se expresa, para mí, en dos preguntas. ¿Cómo este texto logró sobrevivir en Rabinal (y en ningún otro lugar) durante tantos siglos? ¿Cuál fue su forma narrativa original, sabiendo que el texto actual no es más que una transcripción en escritura latina, sin duda hecha en el siglo XVI? Si la fecha que yo asigno a la creación histórica del texto, o sea la segunda mitad del siglo XV, es correcta, entonces hay que admitir que debió de existir una versión anterior a la Conquista, bajo la forma de códice o de lienzo, cuya pictografía servía de soporte a la narración oral.
Por otra parte, recordémonos que el texto sirve, aún ahora, de guía para un baile, llamado Xajoj Tun, y que seguramente este baile nos proporciona una imagen, sin duda empobrecida, de los grandes ritos políticos del periodo Postclásico en los cuales se destacaba la figura triunfante del rey.
Por todas estas razones, nos encontramos frente a una obra única en el patrimonio cultural e histórico de las Américas que, sin duda, merecía ser reconocida internacionalmente.
2. Precisamente, en noviembre pasado (2005) Unesco declaró “Patrimonio oral e inmaterial de la humanidad” al ballet drama Rabinal Achí. ¿Qué se espera de ahora en adelante...?
Dicho reconocimiento de parte de la Unesco, es una distinción, una labelización, que no significa ayuda económica directa. Ahora, es responsabilidad del gobierno de Guatemala hacer lo necesario para proponer y apoyar iniciativas que permitirán perennizar el asunto. Y aquí es donde se presentan las dificultades, interrogantes y ambigüedades, de índole político, cultural y ético. El Rabinal Achi es, ante todo, un ritual que tiene su propia temporalidad y espacialidad, o sea que toma todo su significado en un contexto específico. Antaño, se representaba en Rabinal cada siete o trece años, era una manifestación muy valorada que tenía preparativos largos, otros rituales asociados, y una serie de prohibiciones alimenticias y sexuales para los que actuaban. Desde hace varios años, la frecuencia de las representaciones tiende a acortarse, hasta ser casi anual, y eso significa un cambio muy importante, aunque se mantiene como ritual relacionado a las fiestas de San Sebastián (figura cristiana del sacrificio) y San Pablo (santo titular de la comunidad). Considerar al Rabinal Achi como un puro espectáculo que daría funciones a la demanda (en los festivales folklóricos nacionales e internacionales, o con fines turísticos) sería un cambio drástico e irreversible. Ojalá que las autoridades, a cualquier nivel que sea, no se aprovechen del reconocimiento y de la eventual ayuda que podrían proporcionar para instrumentalizar la representación de la danza. Ya hubo intentos, tanto por parte de la municipalidad como del ministerio de la Cultura, o, más recientemente, del Congreso de la República. El Rabinal Achi no se puede comprar, y los encargados y bailadores deberán de ser firmes en mantener una cierta ética que le evite caer en esta categoría de pseudo-rituales neo-mayas que hoy se multiplican, a la demanda y contra pago.
Yo siento que ahí hay un reto muy difícil, y si tuviera un solo consejo que dispensar, sería el que se deje vivir al Rabinal Achi respetando su propio ritmo.
3. Curiosamente el gobierno de Guatemala no quiso pronunciarse al respecto en el momento oportuno y, sin embargo, pronto se habló de un plan de acción en el cual éste (es de suponer que mientras tanto se informaron) y una serie de entidades se comprometen a salvaguardar la pieza. ¿Qué opinión, y qué reservas le merece todo esto?
Si bien he participado, con muchos otros, a armar y defender la candidatura frente a la Unesco, no he seguido todas las etapas del proceso. Sólo sé que hubo mucha motivación y dedicación por parte de quienes fueron encargados de dicha candidatura.
4. Guatemala es un país de terribles fracturas y divisiones étnicas y sociales. Es sabido que desde la conquista española, con excepción de un par de gobiernos, todos los demás han sabido aprovechar y hasta fomentar las querellas étnicas. Aparte del aspecto mítico de una obra literaria que se considera hoy como la única pieza teatral prehispánica que ha sobrevivido en toda América, y sea cual sea el fondo de este reconocimiento por parte de Unesco, ¿Cree usted que la división entre los pueblos merece ser exaltada por una dependencia de las Naciones Unidas, organización que funge como lazo de unión entre los pueblos? ¿No hay cierta ambigüedad en el hecho de que el Rabinal Achí sea una pieza que representa la separación de dos pueblos?
No… No diría las cosas así.
Primero, el Rabinal Achi no vanagloria en absoluto la separación o la división entre los pueblos (en este caso entre los Rabinaleb y los K’iche’). Al contrario, el texto denuncia el juego peligroso y anticuado del guerrero K’iche’ Achi’, que sigue siendo agresivo hacia los Rabinaleb cuando las autoridades tutelares han emitido propuestas para que los dos pueblos dejen de fomentar la guerra (“Dejemos de consumir [sacrificar] a nuestros hijos y hagamos crecer juntos nuestras puntas de ayote…”). He mostrado en mi análisis del texto que a K’iche’ Achi lo condenan por negarse a la paz y porque representa el caos del pasado (marcado por constantes conquistas y guerras interétnicas) y que este caos debe de ser sustituido por un nuevo orden social y político en el cual el guerrero se mantenga fiel y subordinado a la autoridad del rey. Un poco así como las constituciones modernas que colocan a los ejércitos bajo la juridicción del poder civil. Además, el juicio hecho a K’iche’ Achi es muy democrático en su forma y el acusado tiene todo el derecho a defenderse de manera contradictoria y, si se arrepiente, hasta de ser adoptado por los Rabinaleb, pero, al final, él es quien rehusa las ofertas, se encierra en un comportamiento airoso y provocativo y se condena a sí mismo a una muerte anunciada. Tenemos un caso similar en la actualidad con el juicio de Saddam Hussein, y no dudo un instante en que tal comportamiento sería el mismo que mostrarían algunos militares, que conocemos todos, frente a sus jueces durante un improbable juicio.
Segundo, hay que ser realista, creo que este reconocimiento del Rabinal Achi por parte de la Unesco es una decisión política, o más bien dicho, estratégica: entre los diferentes candidatos, la institución internacional tiene que tomar en cuenta los orígenes geográficos y los contextos culturales de los que va a premiar con el fin de garantizar una justa repartición. No sé cuáles fueron los demás candidatos americanos o amerindios, pero seguramente el Rabinal Achi era, para el año 2005, el mejor candidato para este continente.
Tercero, y con la misma reserva, pienso que ni siquiera la mitad de las personas que tuvo el expediente entre sus manos se tomó la molestia de leerlo o de entrar realmente en la substancia del texto. Es una inquietud grande la que tengo en cuanto a la capacidad de los lectores de meterse de lleno en los textos-fuentes. Prefieren remitirse a los comentaristas y así lucir en los salones, cenas y otras charlas en vez de forjar su propia opinión. Y eso se verifica tanto en Francia y Europa como en Guatemala en donde, además, con sólo decir “Rabinal Achi” o “Popol Vuh” a la gente le provoca una postura mezclada de respeto e ignorancia... Las cosas “sagradas” son sagradas y punto. Incluso en Rabinal, muchos ahora toman consciencia de la importancia del texto local sin que por ello lo conozcan realmente o se pongan a leerlo.
5. Desde Brasseur de Bourbourg, a quien le fue dictado el drama en Achí, Georges Raynaud, quien según el mismo Asturias pasó cuarenta años traduciendo el Popol Vuh del quiché al francés, hasta llegar a usted, Alain Breton, que también tradujo el Rabinal Achí, resulta evidente el interés de los investigadores franceses por lo que sucede en “este país”... ¿A qué se debe?
Bueno, a los franceses (y a los europeos en general) del siglo XIX les encantaban las antigüedades (seguramente una consequencia de la campaña napoleónica de Egipto) y los científicos franceses siempre han sido de los primeros en interesarse en los Mayas. Podríamos citar a decenas de exploradores, arqueólogos, eruditos, que han participado desde el siglo XIX al “descubrimiento” de la cultura maya antigua pero también de la actual.
En épocas más recientes hubo en Guatemala una serie de misiones científicas dirigidas sucesivamente por Henri Lehmann y Alain Ichon en Colotenango, Mixco Viejo, y varios proyectos interdisciplinarios (en los cuales tuve el honor de participar) en la región de San Andrés Sajcabajá (El Quiché) así como en Rabinal y el Valle del Chixoy. La violencia nos ha alejado de Guatemala durante varios años, pero ahora tenemos una presencia institucional permanente con la antena del CEMCA (Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) que se abrió en 1987 y que, desde entonces, desarrolla varios proyectos en las diferentes disciplinas de las ciencias sociales, organiza conferencias, coloquios y seminarios y publica los resultados de las investigaciones. En Francia, hay mucho interés por los estudios mayas, de parte del público en general que viaja más y más, y en particular de los estudiantes. También forma parte de nuestro trabajo enseñar en la universidad la historia, etnohistoria, lingüística, epigrafía, literatura, y antropología de los grupos mayas de América Central (incluyendo Chiapas y Yucatán).
6. Puede contarnos cómo se da y cuánto tiempo le llevó su traducción del Rabinal Achí.
Es una larga historia -a la vez científica y personal-, la que me llevó a trabajar el texto. Como antropólogo, estuve trabajando en Guatemala desde 1976 y en Rabinal desde 1978. El objetivo era estudiar la religión popular y la organización de las cofradías. Con el tiempo, hice un estudio más amplio de las prácticas y discursos rituales, abarcando lo que llamamos “literatura oral”, o sea la memoria indígena inscrita en los parlamentos y exégesis de los especialistas religiosos. De regreso, después de los años más negros del conflicto, orienté mis investigaciones hacia las representaciones políticas de la autoridad y del poder entre los Achi de Rabinal y Cubulco, y me di cuenta de que estas representaciones tenían raíces muy profundas en la historia. Claro está que ya conocía el Rabinal Achi (las versiones de Brasseur y de Cardoza y Aragón), pero no me llamaba la atención más que como un episodio anecdótico de la historia local. Pero con el paso de los años -con proyectos vinculados hacia las representaciones de lo político, y también con más conocimientos de la lengua local-, el Rabinal Achi me apareció como un texto eminentemente político e indispensable para informarnos acerca de las representaciones antiguas de la guerra, del poder, de la historia, así como sobre las figuras del guerrero y del rey (temas omnipresentes en la cultura Clásica, pero menos documentados para el Postclásico). Ya trabajaba, de manera continua desde 1986, con don José León Coloch, excelente colaborador para la traducción de los textos rituales que yo había grabado y recopilado anteriormente en las fiestas y santuarios de las cofradías, cuando, un día de 1987, él me presentó el viejo cuaderno de Manuel Pérez (1913) que conservaba mientras era él el encargado del baile de Rabinal Achi. Esta fue la chispa que me hacía falta para emprender la transcripción y hacer, con él, una primera traducción ágil del texto. Trabajamos juntos unas tres semanas y viajamos a los distintos lugares señalados en el texto, reconociendo y reconstruyendo el escenario de las acciones, y elaborando y discutiendo nuestras respectivas teorías. Al fin y al cabo, en el libro que publiqué en francés en 1994, en castellano en 1999 (en inglés próximamente), el texto, su análisis y las interpretaciones salieron muy diferentes de las que se dibujaban en el campo. Mientras tanto, yo había recopilado todos los estudios históricos posibles, examinado en detalle otros textos y, sobre todo, trabajado una quincena de diccionarios coloniales que se acercaban más a la lengua del siglo XV, época en la cual fue sin duda creado este texto. Con el acuerdo de mi amigo, don José León, obtuve la autorización para publicarlo y firmarlo con mi nombre.
Quiero añadir, si me permite, que este libro es una obra académica de 450 páginas, por supuesto difícil de leer y relativamente cara. Tenía el deseo de publicar un libro más chiquito y de costo reducido para divulgar y dar a conocer este texto que, no lo olvidemos (con o sin el label Unesco), es una obra maestra de la literatura universal. Es cosa casi realizada, puesto que pronto saldrá en la editorial Artemis Edinter un librito que restituye el texto fuente del Rabinal Achi, en español (en la excelente versión que hizo Jorge Martínez a partir de mi propia versión francesa), sin notas ni comentarios, sólo unos mapas para ubicarse y destinado al público en general, guatemalteco e hispanohablante…
7. La antropología, la etnología –desde luego la política–, y hoy una nueva tendencia pseudo-intelectual y pseudo-culta, siguen utilizando la imagen del indígena para ganar protagonismo; pero... fuera del Rabinal Achí, el Popol Vuh, los Libros del Chilam Balam, y otras tantas expresiones literarias y artísticas que el hombre y la historia han sublimado ¿Cree usted que en la actualidad se valora en su justa medida la expresión artística del indígena? ¿Cuál es el balance, y los aspectos positivos que esta fiesta alrededor del Rabinal Achí abre al arte índigena hoy día?
Que la expresión artística indígena sea valorada a su justa medida, no lo creo, pero es un proceso en curso, que empezó en 1992 con el Premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú, luego con los Acuerdos de Paz y con el Decenio de los pueblos indígenas decretado por la ONU, y este proceso no se va a detener. En 15 años, los Mayas ganaron mucha visibilidad en el paisaje social, cultural y político de Guatemala, y el reconocimiento del Rabinal Achi por la Unesco participa de este proceso. Ahora bien, no hay que conformarse con la situación actual ya que queda mucho por hacer. Aunque de nuevo, el peligro sea la folklorización de la cultura indígena o su instrumentalización con fines políticos o turísticos. No olvidemos que se trata de una cultura milenaria, vigente y activa. Ella resiste desde siglos a su aniquilación y ella misma sabrá transformarse, adaptarse al mundo moderno y globalizado, y sabrá defenderse a su manera de las agresiones o manipulaciones externas. Queda claro que la expresión de la identidad maya va a inventar nuevas formas y modalidades, pero ésta misma identidad está demasiado anclada en la historia y en la tierra como para fundirse mañana en una suerte de ciudadanía anónima.
8. He oído decir que el interés de los investigadores extranjeros es como un azadón, y que Guatemala les interesa únicamente como un territorio históricamente fértil del cual pueden sacar provecho, pero que no existe la reciprocidad científica de los investigadores franceses hacia los guatemaltecos ¿En qué medida el trabajo de investigación de los guatemaltecos ha fortalecido el suyo? ¿Puede citar algún ejemplo?
Hablemos claro. Como antropólogo, yo pertenezco a una comunidad científica que no conoce fronteras, y tengo tanto respeto hacia mis colegas guatemaltecos como hacia los demás. En cuanto a la reciprocidad, las publicaciones, pero también las ponencias en los coloquios o las conferencias, son las formas naturales de comunicación compartida dentro de la comunidad. Ahora bien, es verdad que si Guatemala tiene eminentes historiadores, sociólogos, politólogos, arqueólogos… la antropología se ha quedado atrás. Quizás por ser tan fuerte en Guatemala la ideología de “lo nuestro”, esta disciplina no ha conocido grandes desarrollos teóricos y prácticos. Como la astronomía, la antropología es una observación distante del Otro; si no existe este distanciamiento, la vista analítica y crítica está tapada. Imagínese a alguien mirando una foto de muy muy cerca... sólo ve une serie de puntos, pero no se da cuenta de que estos puntitos forman un conjunto ordenado y significante. Al mirar los rasgos culturales (herencia del “indigenismo”), se pierde la percepción de la totalidad. Una vez aclarado esto, debo decir que tengo excelentes colegas antropólogos que sí hacen trabajos de muy buena calidad, mujeres en particular.
9. Un sin fin de personas asoman de pronto y se adjudican –como suele suceder– este logro. Aparte del pueblo Achí, que pudo salvaguardar este ballet durante siglos. ¿Cuál es la parte objetiva y cuál la caprichosa, y “oportunista” si hubiera que situar las cosas en un contexto y dar al César lo que es del César y un verdadero reconocimiento a quienes han trabajado en la sombra con esmero? ¿Podría citar nombres?
Por supuesto, hay oportunismo en todo esto, pero lo que importa es el resultado. Lo que yo sé, es que desde años atrás, pocos hombres de Rabinal –don Esteban Xolop y don José León Coloch por no citarlos– han llevado la representación del Rabinal Achi a puros hombros, con dedicación, devoción y sacrificios, a expensas de su economía doméstica, de su vida familiar y, a veces, de su propia salud. También hay que citar a los bailadores anónimos sin los cuales la danza no sería sino un recuerdo del pasado. Pienso también en los sucesivos copistas del texto, Bartolo Sis y Manuel Pérez siendo los últimos conocidos, que con una infinita paciencia se dedicaron a copiarlo escrupulosamente aunque pocos versados hacia la escritura. En lo que concierne al expediente presentado ante la Unesco, no conozco a todos los interventores, pero he visto en varias oportunidades a los encargados del Ministerio de la Cultura y del IDAEH en relación con la candidatura y le puedo confirmar que hicieron muy bien su trabajo
10. ¿Sigue trabajando actualmente en el Rabinal Achí? ¿Cuál es su conclusión después de esta fiesta?
Ya no trabajo directamente sobre el Rabinal Achi, pero sí sigo trabajando en Rabinal, con otros bailes, con otros textos, con otras personas. Hace 28 años que estudio allí las tradiciones, la historia, la cultura (o las culturas puesto que me interesa también la sociedad ladina local). La violencia y la modernidad han transformado profundamente las reglas del juego social. Rabinal es un observatorio perfecto de estos cambios que afectan a las poblaciones de Guatemala y que seguiré estudiando, analizando, y queriendo. La antropología, tal como la concibo, necesita paciencia y determinación, distancia e intimidad. Ante todo, si nunca se debe olvidar que es una ciencia social, no deja de ser un arte de vida y un diálogo ininterrumpido entre humanos.
2 comentarios:
excelente trabajo de documentación...me llevó a revisar sus textos...que buen descubrimiento...bravo!
Volvi por casualidad a leer esta entrevista. Gracias Marlon por la oportunidad que me diste de expresar mis opiniones sobre estos temas. Y gracias por tu amistad y fidelidad.
Alain Breton
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