domingo, 23 de marzo de 2008

Mario González, el genio de la máscara





Marlon Meza Teni



Es el primero del año. El cielo gris parece que fuera a llorar sus peores lluvias. Salgo de la estación del metro y camino. Minutos después, al final de un corredor de la calle Popincourt, Mario González abre la puerta de su bello departamento parisino y sonríe con esa franqueza inmutable con la que desde hace tiempo iniciamos alguna plática al cruzarnos en los laberintos imprevisibles de la ciudad. Mario, es a pesar de su éxito creciente, el mismo de siempre : Un hombre de teatro fuera de lo común.
Maestro excepcional, Mario González vive comprometido de manera peculiar con la pedagogía y el arte de la escena ; todo, a través de una labor en la cual el artista busca la verdad por distintos medios : el del diálogo, el del respeto, el de la escucha ; y el de un equilibrio vital de responsabilidades y solidaridad hacia sus alumnos actores a los cuales se entrega a diario. Si hubiese que encontrar un adjetivo adecuado con el cual resumir su personalidad, sería sin dudas el de la generosidad y la sinceridad que derivan de un talento singular. Mario González, el más antiguo profesor del Conservatorio Superior de Arte Dramático de París -que una mañana de diciembre de 1967 saldría de Guatemala-, es además, actor y ‘metteur en scene’. Describir un día en su vida, resulta ser una tarea repleta de alternativas, porque cualquiera de éstos podría suceder en uno de los muchos países y escenarios que lo solicitan. Especialista de la ‘Máscara’ y de la Commedia dell’arte, Mario González es un hombre apasionado por la enseñanza ; desde Helsinki y las escuelas suecas a las que acude, -pasando por el Conservatorio de Montreal, Asia, y los mejores teatros de Europa-, Mario González sorprende por la diversidad de posibilidades, a las cuales encuentra siempre el tiempo necesario entre el teatro clásico y las creaciones contemporáneas.
Esa tarde, mientras compartimos un té con el tradicional pastel de principios de año, La galette des rois, Mario discute con Mathilde Mouchard, la directora de la Alianza Francesa de Antigua Guatemala, que ha venido para conversar con él y considerar la posibilidad de una presentación en Guatemala de su pieza « El extraño caso del Dr. Jekyll y el señor Hyde » con la cual iniciará a principios de abril una gira por Francia, y que estará presentando en América Latina a partir de junio del presente año. El teléfono suena seguido sin que por lo tanto Mario dé la impresión a sus interlocutores de sentirse inoportunos o incómodos. Cuando le pregunto la razón por la cual viaja a ciertos países del norte de Europa e incluso a los asiáticos, más que a otros, dice: ‘En esos países trabajamos con reglas concretas y claras…A mí me gusta actuar con la certeza de un trabajo bien realizado. Me gustan las reglas ; por naturaleza soy expansivo, y éstas me ayudan a retenerme. Para vivir es necesario disciplinarse.
Desde sus inicios con Arianne Mnouchkine, en la tropa de actores del famoso ‘Theatre du soleil’, (reconocido como una institución desde hace casi 20 años en Francia) Mario González ha actuado en importantes films, hoy memorables dentro de la cinematografía francesa (Como ejemplo, el ‘Molière’ de Mnouchkine ; también el de su papel principal junto a Klaus Kinski y Jean Claude Brialy en ‘La canción de Roland’ de Franck Cassenti, o junto a Michel Aumont y Samy Frey en el primer film de Coline Serreau ‘Pourquoi Pas’, en donde hace el papel de un pianista de jazz excéntrico e ¡ inolvidable ! ) A pesar de una carrera prometedora en el cine, Mario González se aleja pronto de éste y decide forjarse una ruta propia que pronto aparecerá llena de triunfos en el teatro… Pude, y puedo vivir muy bien sin el cine. Soy feliz así, afuera de los circuitos en donde se manejan cantidades exorbitantes de dinero. En la época en que tuve la oportunidad de seguir una carrera cinematográfica, no existían los celulares, y era necesario pasar los días al lado del teléfono de casa, (algo completamente absurdo a su parecer) …pero decidí dejar el cine por muchas razones, la principal, era que no me gustaba ese aspecto en donde se maneja tanto dinero. El dinero cambia y pudre muchas cosas, las relaciones con las personas se destruyen. No me interesaba vivir así ; con el teatro, vivo satisfecho, no le debo nada a nadie, y la gente me aprecia por lo que soy y no por lo que represento’
Mientras discutimos, el joven actor Eric Tinot, llega. El teléfono suena de nuevo y Mario se aleja por un instante. Tinot nos explica mientras tanto la forma en que descubrió al maestro-actor y la suerte que tiene de poder trabajar con él, aunque Mario asegura al volver, que el Teatro antes que todo es un placer y no una tarea, y hablando al respecto agrega ‘Para mí, cada espectáculo debe de ser diferente…¡Todo el tiempo ! Cualquier escena lleva una dosis de trabajo que debe resultar invisible para el espectador. Dar la impresión de facilidad es muy importante. Para mostrar la locura, por ejemplo, no es necesario padecer de ésta. En el teatro, todo resulta de un esfuerzo que se fortalece con el tiempo y la dedicación’.
Mario González ha formado a generaciones de actores –algunos, hoy en día estrellas de cine-, dentro de los cuales Vincent Perez, Olivier Martinez, Charles Berling, y Jacques Gamblin, entre otros ; no obstante, él recuerda en particular a Juliette Binoche -segunda actriz francesa en obtener un Oscar de Hollywood después de Simone Signoret- como ‘un ser humano excepcional y una actriz extraordinaria’.
En su departamento, en donde se respiran los colores de Guatemala, algo llama la atención… Es el tesoro de una vitrina repleta de máscaras de madera detrás de las cuales Mario va a transformarse de pronto y frente a nosotros, con la magia de sus personajes ; itinerantes, extraños, como llegados repentinamente de otro mundo : el suyo. Éstas, representan fantasía y creación; pero él, no habla nunca con énfasis de su trayectoria, y menos aún de sus reconocimientos internacionales (Caballero de Artes y Letras de la República Francesa, y Caballero de la Orden del Mérito de la República Italiana, entre otros) Por otro lado, yo recuerdo la noche de entrega de los premios ‘Molière’ -el equivalente de los Oscares de Hollywood en el teatro francés- ceremonia en la cual fuera nominado como el mejor artista del año por su personaje de Geronte en « Les Fourberies de Scapin » de Molière, y en donde lo acompañara el actor Daniel Auteuil.
…¿ Y Guatemala ? ¿Regresarías ? Es el país más bello del mundo, pero no podría regresar porque me siento incapaz de hacer algo evidente y eficaz por mi país. En este sentido Miguel Angel Asturias fue un profeta, él fue quien me lo aconsejó al decirme « Mario no se mueva, usted va a ayudar más a su país estando aquí y no allá »…El mundo del teatro guatemalteco te extraña. ¿Por qué no has vuelto en estos últimos años? Sencillamente, no he tenido proposiciones de mi país. Por otra parte tengo una agenda cargada, aunque la descargaría y cambiaría viajes si esto sucediera…¿Y qué opinión te merece el recuerdo del teatro en Guatemala ?..La más alta. Allí nací, allí empecé, y ese teatro me formó… ¿Y cuál es el balance de tus años entre Guatemala y Francia ?…Francia cambió mi vida, pero lo uno no existiría sin lo otro.
Mario González cree en la honestidad del ser humano como cualidad, y asegura que una de las cosas que más prefiere en la vida es ‘comer con hambre y dormir tranquilo para empezar claro un nuevo día’
Antes de volver a la oscuridad callejera del invierno enciendo mi grabadora de bolsillo y le pregunto ¿En qué piensas antes de terminar un día ?…En mi madre, responde sin dudar.

Muy Personal:

¿Tu relación con la escena ?
Es el sitio en donde mejor me siento. Es mi lugar.

¿… Y el tiempo que pasa ?
Nunca he sido un hombre tan feliz como ahora.

¿ Tu lema ?
Hoy es el último y el mejor día de mi vida.

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